OPINIÓN: Nunca los huevos tan llenos

Suele decirse que los resultados electorales responden a múltiples razones. Esta vez hubo una sola y contundente.

Antes que nada, vaya una reflexión. Hace una semana estábamos yendo a votar en medio de un insoportable clima de tensión e incertidumbre. Solo siete días después, parece que fue hace un año. Ya nadie se acuerda de aquel muchacho llamado Sergio Massa cuyo paradero actual desconocemos.

Ahora tenemos un presidente nuevo que todavía no asumió y ya tuvo su primera crisis de gabinete. Así es la vida, puteás a un gobierno, después puteás a otro, nombran un ministro, lo echan, ponen uno nuevo, se va y cuando te querés acordar, te morís y se terminó todo. O parafraseando a Keynes, con perdón de Milei, llegaste al largo plazo.

Dicho esto, arranquemos con un mensaje más positivo. Felicitaciones, Alberto campeón del mundo. ¿Qué más se puede agregar sobre el Topo?

Este verdadero Messi de la política nacional se infiltró en el kirchnerismo con el patriótico objetivo de destruirlo y, cuatro años después, estamos asistiendo a la coronación de su epopeya. Este Taylor Swift de las conspiraciones logró la proeza de arrasar, en una misma jugada, no solo con el kirchnerismo sino también con el massismo, si es que tal cosa existiera.

Con la humildad de los grandes, Alberto Ángel Fernández no escatimó esfuerzos y no dudó en sacrificarse para cumplir con su misión. Se hizo pasar por el peor presidente de la historia argentina y aceptó ser humillado públicamente por propios y ajenos, como no lo había permitido ningún líder occidental desde la caída del Imperio Romano hasta la fecha.

Fue tratado, hasta por sus propios compañeros, de mequetrefe, okupa, títere, borracho y cosas aún peores, pero nada frenó ese espíritu ganador. Titán entre titanes, el Topo ya está en la historia.

En tren de buscarle algún error al plan de Alberto, es muy posible que no tuviera previsto que su estrategia desembocara en la presidencia de Javier Milei. El escenario más probable era un triunfo de Juntos por el Cambio.

Con el tiempo se verá si la irrupción del León es un activo construído gracias a los 20 años de Cristina o si los genios de Juntos por el Cambio también tienen su cuota parte.

En cualquier caso, aún nos quedan 15 días de albertismo. Disfrutémoslo. Todavía falta la despedida de Cerruti que, como los grandes goleadores, una más va a tener. Y Alberto también. Siempre te puede dar una más. Cantemos: “Alberto, nos das cada día más, Aleluya por el modo que tienes de dar”.

Sin embargo, ya debemos ir asumiendo que la vida sigue y que ahora tenemos nuevo presidente: Javier Milei. The Lion King. Felicitaciones y bienvenido.

Aunque todavía haya gente que no lo entienda, lo que pasó en las elecciones es absolutamente lógico. Después de la festichola de Olivos, la suerte del gobierno estaba echada. Siempre supimos que el nuevo presidente sería alguien de la oposición. Se suponía que iba a ser alguien de JxC pero pasaron cosas y terminó siendo Javi.

¿Cómo fue que llegamos hasta acá? En teoría, podría decirse que más de la mitad de los argentinos evaluó políticamente y decidió apoyar las ideas de la Escuela Austríaca de Economía fundada por el austrohúngaro Carl Menger a finales del siglo XIX, luego potenciadas por Friedrich Hayek, premio Nobel de Economía 1974 y seguramente abuelo o tío abuelo de Salma.

Esta es una explicación del resultado electoral. La otra es mucho más simple: el pueblo argentino tenía los huevos llenos.

Hartos de Cristina, Alberto, Máximo, Massa, Insaurralde y Chocolate Rigau, todo indica que si en el cuarto oscuro, en lugar de boletas de Milei había fetas de jamón, el resultado final del balotaje hubiese sido Jamón Cocido 60% – Sergio Massa 40% (margen de error +/- 2%). A Milei lo votaron hasta los que jamás pensaban votarlo. No fue magia, el kirchnerismo lo hizo.

El vértigo de estos tiempos nos hace sentir que las cosas van pasando y se van yendo a toda velocidad. Como la canción que dice “quisiera que esto dure para siempre” uno desea retener esos momentos inolvidables que nos deja el cuarto gobierno kirchnerista, pero los recuerdos se escapan rápidamente.

Allá se van esfumando las filminas del profesor Alberto, el rechazo a la Pfizer y su criminal consecuencia, las violaciones a los DDHH durante la cuarentena, la Sputnik, el vacunatorio VIP, el dedito en alto, la pelea entre Cristina y Alberto, entre Cristina y la Justicia, entre Cristina y el mundo, el sabotaje a Guzmán, la inflación descontrolada, el asado que pasó de 300 a más de 3.000 mangos el kilo, el dólar que recibieron a 60 y hoy vale 1.000 pesitos, el aumento de la pobreza y la indigencia, el crecimiento de la inseguridad y de los narcos, la defensa de Maduro, el incomprensible liderazgo de Máximo, la invitación a Putin para que Argentina sea su puerta de entrada a Latinoamérica y tantos otros hits.

Todo pasa y mucha gente se irá olvidando. Este extraño mecanismo de la mente explica, entre otras cosas, que el kirchnerismo haya vuelto en 2019, aún después de los bolsos de López, el crimen de Nisman, la inflación, la pobreza, el cepo, Jaime, De Vido, el INDEC, la propaganda neofascista de 678, Chávez y miles de cosas más que ya ni recordamos. Aquel retorno en 2019 también se explica por el talento del gobierno de Macri, pero esa es otra historia que hoy no viene al caso.

Este fenómeno debe tenerse muy en cuenta porque a partir del 10 de diciembre se irá lavando la memoria una vez más. Los errores del nuevo gobierno ocuparán toda la escena desplazando, por ejemplo, al yate de Insaurralde. Ojalá sean pocos, pero errores siempre va a haber y el kirchnerismo los va a estar esperando.

Todavía el tipo no asumió y ya le están haciendo quilombo, a cuenta. La CGT anunció que no piensa dar “ni un paso atrás”. Obvio, hace cuatro años que vienen dando pasos para atrás y ya no les queda más lugar para retroceder. El kirchnerismo los dejó apretados contra la pared, calladitos y sin chistar.

Por su parte, el sindicalista Biró dijo que si Milei se quiere meter con Aerolíneas “los van a tener que matar y van a tener que cargar muertos”. Un poco exagerado este muchacho. No creo que haga falta. Con sacarle la VISA corporativa estos tipos se entregan con las manos en alto.

Algunos andan protestando porque Milei va a llevar sus perros gigantes a Olivos. Raro. Con la cantidad de gatos que pasaron por ahí no se entiende qué tanto les pueden molestar tres o cuatro perros.

Son los primeros escarceos. La semana estuvo linda. Milei siempre dijo que su ministro de economía iba a ser un señor que vivía en el exterior y cuyo nombre no podía decir. Finalmente cambió y sería Caputo. Gran gesto de Javi. Es de buena madera darle otra oportunidad a alguien que ya fracasó.

Al Banco Central no va Ocampo, tampoco ese tal Reidel, como dijeron después, y en la ANSES no va a ir Carolina Píparo, como ella misma anunció, sino un tal Giordano. Tampoco será Villarruel la que se ocupe de Defensa y Seguridad, como sostenían, sino que finalmente serían Patricia Bullrich y Luis Petri. A Sturzenegger también lo quieren pero no saben donde ponerlo.

Como vemos, todavía no arrancaron y ya se están enredando solos. Consejo de amigo: concentrate y rodeate bien León porque la gente se olvida rápido de la Pfizer.

Vamos Javi. Todos alentamos.

Simplemente porque todos queremos un país mejor.

Para Clarín, Alejandro Borensztein

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