OPINIÓN: León, León, qué grande sos, Milei, Milei, cuánto valés

Aunque les duela reconocerlo, hay algo en Javi que empieza a fascinar al peronismo.

Antes que nada, vaya una aclaración frente a la catarata de repudios contra el prestigioso Secretario de Culto, el jurisconsulto Don Francisco Sánchez. El honorable funcionario llamó a replegarse en los valores conservadores, repudió el aborto, el matrimonio homosexual y se quejó de la ley de divorcio, promulgada durante el régimen comunista de Alfonsín.

Tal vez no lo recuerde, amigo lector, pero Don Francisco Sánchez es la misma eminencia reverendísima que en agosto de 2022 pidió la pena de muerte para Cristina por los delitos de corrupción. Flor de erudito.

Tiempo después, el tipo decidió embestir contra el Papa Francisco y, literalmente, contra el “sionismo internacional que domina al mundo” y contra “las hordas islámicas”. Era roja directa pero, por esas cosas de la política, pidió perdón y siguió en el gobierno de Milei.

Don Francisco Sánchez viajó a España donde es popularmente reconocido por cuatro franquistas nostálgicos y algunos socios del Club Atlético Santa Inquisición. Allí volvió a despotricar contra el aborto, el matrimonio igualitario y el divorcio alfonsinista.

Someter al país a un nuevo debate sobre el aborto no parece ser lo más apropiado para el momento, mucho menos recular con el matrimonio igualitario, en pleno Siglo XXI.

Sin embargo, la idea de derogar la ley de divorcio suena interesante. Javi debería evaluarlo, no solo para darle el gusto a Fray Francisco Sánchez y exterminar esta semilla marxista leninista sembrada para carcomer las familias y nuestro tradicional estilo de vida, sino también porque podría ayudar a mover la economía e iniciar el rebote. No es fácil pero se puede. Veamos.

Derogada la ley de divorcio con efecto retroactivo, todas la parejas divorciadas deberían volver a sus matrimonios originales y reunificar las divisiones de bienes. Aquellos que compraron nuevos departamentos deberían venderlos y los que tuvieron que venderlos, tendrían que recomprarlos. Ahí ya tenés una bocha de guita moviendo el mercado inmobiliario.

Automáticamente quedarían invalidadas las segundas y terceras nupcias. Ni hablar si hay cuartas. Todo el mundo vuelve a sus hogares originales. Las mujeres que hoy son esposas vuelven a ser amantes, las amantes vuelven con sus maridos anteriores y aquellos maridos anteriores que armaron otras parejas deberán abandonarlas y reconstruir el núcleo familiar original hasta que Don Francisco Sánchez se dé por satisfecho.

Las familias ensambladas deberían desensamblarse, los hijos de unos se despiden de los hijos del otro y aquí no ha pasado nada.

Los cónyuges deberán ponerse los anillos de sus primeras nupcias y conservar los anillos de las posteriores para que nunca nos olvidemos de que alguna vez todos fuimos herejes.

Es muy importante que tomemos conciencia, maduremos y abandonemos toda conducta libertina. Parece mentira que haya tenido que venir un pelotudo cualquiera para enseñarnos que una persona de bien debe vivir apegada a las mejores tradiciones conservadoras e hispánicas. Os damos las gracias, Don Francisco Sánchez.

En la misma línea, cabe destacar el tema del intendente de La Matanza, el macho Espinoza, acusado y procesado por haber abusado sexualmente de una de sus secretarias. Más allá de lo que dictamine la justicia, lo importante es que el gobernador Kicillof y buena parte del kirchnerismo salieron a bancarlo, como buenos machos que son ellos también.

Don Francisco Sánchez debe estar orgulloso de que la Provincia de Buenos Aires esté gobernada por gente con cojones que no se anda con mariconadas y no por gilipollas que se divorcian, andan abortando por allí y desayunan tostadas con palta, joder.

Don Kicillof, Don Larroque y varios machos de La Cámpora tienen en común con Don Francisco Sánchez mucho más de los que ellos mismos creen.

Conectemos esto con lo realmente importante.

Si bien el coreógrafo de Macri era más sofisticado que el de Milei, hay que reconocer que cuando Javi baila le pone otra garra. Transmite otra cosa. Traspasa el vidrio del televisor.

Moviendo la cintura. El pasito de Macri. Moviendo la cintura. El pasito de Macri.

Aún así, ni el Gato ni el León, lograron llenar la cancha de Racing y bailar en el centro del estadio como lo hizo Cristina en octubre de 2017 o tantas veces en la Plaza de Mayo. Por ejemplo, aquel inolvidable 10 de diciembre de 2013, cuando Ella y sus feligreses festejaban mientras Alperovich reprimía y molía a palos a los insurgentes tucumanos. Don José Alperovich de Rojkés, otro kirchnerista flojito de bragueta al que protegieron hasta que no tuvieron más remedio que entregarlo.

Cristina no tenía un buen coreógrafo, pero en términos de escenario, cámaras, luces, sonido y producción general superaba ampliamente a los otros dos estadistas. A la hora del show, el kirchnerismo invertía mucho más. No era Taylor Swift pero tampoco era esa rascada de globitos amarillos que hacía el PRO. Lo de Milei está a mitad de camino.

Cristina baila en el estadio de Racing. Cristina baila en el estadio de Racing.

Los shows de Cristina tenían ese autoritarismo peronista 2.0 mientras que los del Gato tenían ese tufillo a festejo de campeonato de rugby en boliche de San Isidro. ¿Qué fue lo de Milei en el Luna Park? Difícil de encuadrar.

A los efecto del humor, un presidente que canta y baila rock como un desaforado es una bendición. A los efectos de hablar en serio, es mejor un presidente loco bailando en el medio del Luna Park que una vicepresidenta española antisemita pidiendo una Palestina desde el río hasta el mar, o sea sin Israel y sin judíos.

Sin embargo hay algo allí que nos resulta novedoso y, al mismo tiempo, familiar. Esas columnas de militantes de La Matanza llegando al Luna produjeron asombro pero también cierta admiración entre los peronistas.

Hay algo que va quedando claro: al peronismo, Macri le fastidiaba mucho más que Milei. No lo reconocerán en público pero hay algo del León que los atrapa.

Los gorilas de Barrio Norte, los progresistas de Palermo, los radicales y demás sectores afines, o sea los zurdos de mierda, le piden a Milei que mantenga el rumbo económico pero que afloje con sus excesos.

En cambio a los peronistas les fascinan justamente esos excesos. Enfrentar al gobierno de Pedro Sánchez, más allá de sus afinidades con el chavismo, tiene olor a lucha contra el Imperio Español. Les gusta. No lo dicen pero les gusta.

Podríamos imaginar una reunión secreta entre Cristina, Parrilli, Moyano, Insfrán, Gioja y Massa: “coño, que este tipo tiene algo” . Hay un tufillo a Puerta de Hierro que los excita.

Más allá del tema económico, el gesto político más importante que ha planteado Milei en estos primeros seis meses es la postulación de Lijo a la Corte Suprema. Eso al peronismo le encanta. Se maldicen por no haberlo hecho ellos mismos.

La admiración que mileístas y peronistas sienten por Menem es un dato. Esa platea con Zulemita, Yuyito y Scioli tiene que haber fascinado a Barrionuevo, a Cavallieri, a tantos gobernadores peronistas, a Sofovich desde el cielo, a Insaurralde y, por qué no, a Cristina. No te lo van a reconocer, pero después de tantos años, ya los conocemos de memoria.

¿Es esto un disparate o estamos frente a un hecho tan impensado como imprevisible? De ser así, estaríamos ante algo muy divertido. Dios quiera.

Al fin y al cabo, el peronismo supo tener infinidad de Don Franciscos Sánchez.

Esto se puede poner lindo.

Para Clarín, Alejandro Borensztein

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