Javier Milei celebró el superávit fiscal del primer trimestre, apuntó a la herencia recibida y afirmó: “La era del Estado presente se ha terminado”

En dieciséis minutos de discurso, el presidente Javier Milei celebró, con toda la impronta de su estilo, un superávit financiero del 0,2% del PBI para el primer trimestre, se empeñó en una defensa de su equipo económico y lanzó una apuesta al crecimiento de la mano de la desregulación y la reducción del gasto, que remató con una frase que busca imprimir a fuego: “La era del supuesto Estado presente ha terminado”.

Con el disparador de los números fiscales de marzo, que provocaron optimismo en el Gobierno, el líder libertario celebró: “El déficit cero no es una consigna de marketing para este Gobierno, es un mandamiento”.

No hubo alusiones directas a la marcha universitaria de este martes. Pero tuvo referencias indirectas, cuando ratificó que su gobierno no aumentará el gasto. “Si el Estado no gasta más de lo que recauda y no recurre a la inflación, no hay inflación; no es magia; estos son dos conceptos que ya han sido largamente demostrados en la historia de la humanidad y que en Argentina se rechazan por una razón muy simple: los políticos quieren gastar mucho porque son los principales beneficiarios de ese gasto”.

El núcleo central del discurso presidencial fue defender los recortes y descartar una intervención del Estado en la discusión sobre la necesidad de apuntar al crecimiento.

En repetidas oportunidades apuntó contra el “establishment” y los medios de comunicación. “En contra de los pronósticos de la mayoría de los dirigentes políticos, los economistas profesionales televisivos y petardistas tribuneros, los periodistas especializados y buena parte del establishment argentino, quiero anunciar que el sector público nacional registró durante el mes de marzo un superávit financiero de más de 275.000 millones de pesos, logrando de esta manera y luego de más de casi 20 años, superávit financiero de 0,2% del PBI durante el primer trimestre del año”.

Luego, tal como anticipaban en su entorno para subrayar el mensaje a los “ciudadanos de a pie”, reconoció un “esfuerzo heroico” a los argentinos que sostienen el peso del ajuste. “Entiendo que la situación que estamos viviendo es dura, ya hemos recorrido la mitad del camino; esta vez el esfuerzo va a valer la pena”, dijo a poco de empezar. De todos modos, pese al impacto de la recesión y el derrumbe de los indicadores del consumo, rechazó que el ajuste pese más sobre los bolsillos de la sociedad que sobre la “casta”, como prometió en campaña. Afirmó que el torniquete sobre el gasto se está realizando de un modo “económicamente sustentable y moralmente deseable” y negó el impacto de la licuación de las jubilaciones.

El mensaje se grabó en el Salón Blanco. Milei lo decidió cuando, días atrás, conoció la cifra del superávit. “Es el 0,2% del PBI. Es el primero desde el año 2008. No es ni más ni menos que el único punto de partida para terminar con el infierno inflacionario. Es lisa llanamente una hazaña de nivel mundial”, aseguró ayer, en referencia a las cuentas públicas.

El Presidente negó también el impacto del ajuste por licuación frente a la inflación, como ponderó en otras oportunidades, lo mismo que su equipo. “Este milagro económico que ha sido lograr superávit financiero trimestral luego de casi 20 años, habiendo recibido la herencia que recibimos, responde a lo que suelen afirmar los que quieren el fracaso de este gobierno, en enorme medida a lo que durante la campaña llamamos motosierra, y no como dicen algunos a la licuación del gasto público, método que históricamente se ha utilizado en nuestro país”, afirmó el jefe de Estado.

Reafirmando su postura respecto del recorte del gasto público, Milei sostuvo: “No esperen la salida de la mano del gasto público. Nunca más vamos a volver a eso. La salida es de la mano del sector privado y el crédito financiado con el ahorro. Un Estado que vela por la vida, la libertad y propiedad de los individuos”.

El mandatario preparó su discurso y lo escribió de puño y letra en la tranquilidad de la residencia oficial de Olivos. Desde allí llegó a Casa Rosada cuando el reloj marcaba las 15.32 y subió directo a su despacho. Allí estuvo hasta que pasó, a metros de allí, al Salón Blanco para grabar el mensaje.

Allí, el mandatario también apuntó a la herencia recibida del gobierno de Alberto Fernández y volvió a agitar los fantasmas de un Rodrigazo y una inflación del 15.000% anual. Luego se refirió al futuro de los indicadores económicos a nivel nacional. Resaltó que se superó hasta ahora “más de la mitad” del peor momento de la economía. Y auguró una pronta recuperación de los salarios. Aseguró que lo conseguido hasta el momento es “sustentable” en el tiempo, a pesar de las críticas de la oposición, y que su intención es conseguir un sendero propicio para el crecimiento económico sostenido a lo largo de los años.

“La situación que estamos viviendo es dura, pero ya hemos recorrido más de la mitad del camino. Este es el último tramo de un esfuerzo heroico que los argentinos estamos haciendo y por primera vez va a valer la pena”, afirmó el mandatario, en lo que buscó ser uno de los mensajes centrales de su discurso que leyó con anteojos y sin casi levantar la vista de sus apuntes.

“El 22 será un día de celebración”, repetían desde hace días en el seno del Gobierno, donde se ilusionaban con poder transmitir que “ya se ve la luz al final del túnel, la idea de que lo peor va quedando atrás”. La cadena nacional del Presidente buscó sostener ese mensaje.

La Nación

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