Colapinto sigue la lucha con Alpine: «Fue una mala estrategia»
Una estrategia que no permitió sumar y la falta de potencia del motor, dejó a Franco Colapinto otra vez fuera de los 10 primeros.
Dos horas antes de comenzar la carrera, el piloto de Alpine habló y dejó una sentencia que, finalizada la décima carrera de la temporada, cobraría mayor relevancia: “No tenemos la mejor velocidad en recta porque el motor no es lo que queremos, pero es lo que hay. Vamos a intentar maximizar eso, tenemos un buen auto”. Se sabe desde que comenzó la era híbrida allá por 2014 que Renault tenía la unidad de potencia menos potente de los cuatro proveedores que abastecen a la Fórmula 1. En 2022 se determinó el congelamiento en el desarrollo de los motores, para abaratar costos, y comenzó a plantearse el cambio de normativa que finalmente llegará en 2026. El Rombo pidió un tratamiento especial en la FIA por la debilidad demostrada por su propio impulsor, pero los equipos se negaron. Dependiendo de con qué marca se compara, la falencia puede alcanzar los 25 HP. Y en veloz semipermanente de Canadá eso se sintió.
La falta de velocidad del Alpine quedó en evidencia. No solo porque Colapinto cedía terreno con cuanto rival se le acercaba, su compañero Pierre Gasly, quien largó desde boxes porque la escudería rompió el parque cerrado en busca de un cambio para avanzar desde atrás, tampoco podía competir. Hay un dato que responde esto con claridad: una de las primeras decisiones que tomó Briatore cuando llegó el año pasado como asesor ejecutivo del team fue cerrar el plan de motores propios y pasar a ser cliente de Mercedes en 2026.
Cuando puertas adentro se sabe de las flaquezas propias, se buscan maneras de torcer la historia. Colapinto arrancó la carrera con neumáticos medios y en la vuelta 15 paró en boxes. El equipo le puso duras y lo mandó a pista hasta el final. El plan era arriesgado, sin dudas. Eso chocó con dos cuestiones: aquellos que salieron con duras y estiraron mucho su detención, como Esteban Ocon, Yuki Tsunoda, Carlos Sainz y Oliver Bearman. Además, también se encontró con pilotos en la pista que trabajaron de manera genial para ayudar a su compañero de equipo, como ocurrió con Sauber. Colapinto se topó con Gabriel Bortoleto, quien logró retener de manera brillante cada embate del argentino, mientras Nico Hülkenberg abría una luz cada vez más grande adelante.
En ese momento se notó falta de reacción de Alpine. Tal vez agregar otra parada, sacarse de encima a Bortoleto, a quien no podía superar porque tenía mucha más velocidad en su motor Ferrari, y llegar con mejor resto al cierre. Podría haber sido, pero desde el equipo no cambiaron. Eso solo lo hizo perder cada vez más terreno y alejarse de la chance de los puntos.
Colapinto se había ilusionado con los puntos y parecía posible después de su gran paso adelante en la clasificación, pero Alpine está lejos. El team firmó en Canadá su séptima carrera sin puntos de las diez disputadas, apenas anotó 11 (todos de la mano de Gasly) y su último puesto en la Copa de Constructores no es más que el fiel reflejo de la actualidad que atraviesa. Con el octavo lugar de Hülkenberg en Montreal, ya le sacaron nueve puntos a los de Enstone en la parte baja. La marca francesa ya piensa más en 2026 que en 2025. Quedan 14 carreras para cerrar el año, un camino que en los papeles parece tortuoso.
Canadá fue positivo y negativo para Colapinto. En lo personal, sin dudas, un paso adelante el sábado, en tiempos en los que ya empezaba a ser mirado de reojo y a punto de llegar a Austria, la próxima cita, que marcará el plazo inicial de cinco carreras que le marcaron como horizonte al argentino. Su “desbloqueo”, como dijo Briatore, llegó en el momento justo. El resto, lo más negativo, es que hoy por hoy maneja el peor auto de la categoría. Y eso, al menos en los papeles, parece difícil que cambie.