Ley de glaciares: el Gobierno quiere evitar cuestionamientos judiciales y destrabar los proyectos mineros

El Gobierno envió el lunes por la noche al Congreso el proyecto de «adecuación» a la Ley 26.639, más conocida como «Ley de glaciares», para que la espera un «amplio debate con participación ciudadana» y no un tratamiento express.

Previamente, el equipo de Javier Milei había recibido sugerencias de las provincias mineras, como Jujuy, Salta, Catamarca, San Juan y Mendoza, que integraron las mesas del litio y del cobre.

La intención oficial es que el Senado convoque a las comisiones durante el período de sesiones extraordinarias y que se le dé intervención a todo aquel que quiera participar. De esa manera, el Gobierno quiere achicar al mínimo posible los eventuales cuestionamientos judiciales a la norma y destrabar el desarrollo de la minería.

En la Casa Rosada remarcan que la actual ley tiene un «lenguaje jurídico oscuro que generó inseguridad jurídica y espantó inversioness». Por eso, desde Legal y Técnica se preocuparon desde abril en formular una adecuación con términos claros que no dejen lugar a interpretaciones.

Y señalan que la adecuación de la ley de glaciares tiene «dos ejes centrales»:

  • Una mayor claridad sobre el objeto de protección, que ya no será todo el ambiente «periglacial» sino lo que rodea a glaciares que cumplan estrictamente con la función de ser reservas estratégicas de recursos hídricos y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas.
  • La devolución de la competencia a las provincias para determinar los recursos a proteger.

Principales cambios a la ley de glaciares

Así, el primer artículo del nuevo Régimen de presupuestos mínimos para la preservación de los glaciares y del ambiente periglacial -tal el nombre completo de la ley- tiene un nuevo párrafo que subraya su constitucionalidad en tanto se adapta al artículo 41 de la Constitución Nacional, que dispone la «utilización racional de los recursos naturales».

Asimismo, se refuerza con el artículo 124 de la Constitución, que garantiza a las provincias el dominio de los recursos naturales en sus territorios, en este caso el agua.

De esa forma, la Nación considera que cumple con un fallo que emitió en 2019 la Corte Suprema de Justicia, que invitó a hacer «federalismo de concertación» -es decir, un diálogo con las provincias- sobre la ley.

En los despachos de Balcarce 50 también aclaran que los proyectos mineros en marcha no necesitan nuevas declaraciones de impacto ambiental ni modificaciones a sus solicitudes de adhesión al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), pero esta adecuación facilitará a los proyectos que están en cartera.

Y sostienen que el principal activo de la nueva norma es la «estabilidad jurídica», ya que el gobierno de Javier Milei se propone «corregir aspectos oscuros que dio lugar a múltiples debates e interpretaciones». Allí surge la comparación con la Ley de Contrato de Trabajo, objeto de la reforma laboral, que está «llena de conceptos amplios y vagos; por eso la Justicia puede fallar lo que quiera».

La Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) expresó su apoyo e indicó: «Una efectiva redacción, que elimine la incertidumbre existente, permitirá que actividades productivas y de desarrollo de infraestructura puedan realizarse en un marco de total respeto por el cuidado ambiental en general y del recurso hídrico en particular».

«Ya ha señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación al referirse a la Ley de Glaciares que su problemática debe resolverse ‘por el diálogo federal antes que por la intervención de los jueces’. Es tiempo de ejecutar esa solución concertada», cerró.

A su turno, el Grupo de Empresas Exploradoras de la República Argentina (GEMERA) -que es presidida por el alemán Michael Meding, gerente General del proyecto de cobre Los Azules, de McEwen Copper- sostuvo: «La iniciativa legislativa constituye un avance relevante para fortalecer la certeza jurídica y la claridad normativa, manteniendo plenamente vigente el objetivo central de la ley».

La minería espera que salga esta ley para reforzar jurídicamente algunos proyectos como el de Vicuña en San Juan y otros en Catamarca y Salta.

Por el contrario, la organización ambientalista Greenpeace recordó que «los glaciares y el ambiente periglacial son reservas estratégicas de agua dulce que abastecen de forma directa a 7 millones de personas en el país e indirectamente sostienen actividades económicas regionales como la agricultura y el turismo».

Y cuestionó: «La ley vigente protege estos ecosistemas de manera integral, sin condicionarlos a verificaciones posteriores, ya que reconoce que un daño puede ser irreversible. Su degradación no solo compromete el agua en la actualidad, sino la resiliencia hídrica necesaria en un país afectado por la crisis climática».

Para Clarín, Santiago Spaltro

Please follow and like us: