Un nuevo estudio revela que el ayuno intermitente podría aumentar el riesgo de muerte por enfermedades cardíacas

Es probable que haya leído titulares como: “El ayuno intermitente está relacionado con un aumento del 91 por ciento en el riesgo de muerte por enfermedades cardíacas”; “La tendencia del ayuno intermitente puede suponer riesgos para el corazón”.

La noticia surgió de un resumen presentado el lunes en una conferencia de la Asociación Estadounidense del Corazón en Chicago. El estudio aún no se ha publicado en una revista revisada por pares y los expertos advirtieron que tenía muchas limitaciones. Esto es lo que se sabe.

“El ayuno intermitente implica alternar entre comer y ayunar durante períodos de tiempo específicos. Un enfoque común, por ejemplo, es comer solo dentro de un período de ocho horas cada día”, explica Krista Varady, profesora de nutrición en la Universidad de Illinois en Chicago.

Varios ensayos a corto plazo han sugerido que este estilo de alimentación puede llevar a cierta pérdida de peso, reducir la presión arterial y mejorar el control del azúcar en sangre en ciertas personas, añade Varady.

“Pero la prueba de ayuno intermitente más larga duró solo un año”, advierte Victor Wenze Zhong, autor principal del nuevo estudio y epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghai en China. Su objetivo, dice, es observar la salud a largo plazo.

La investigación

El nuevo estudio incluyó a más de 20.000 adultos de los Estados Unidos. Los participantes completaron dos cuestionarios, con menos de dos semanas de diferencia, sobre a qué hora comieron el día anterior. “Luego, los investigadores calcularon los períodos de alimentación promedio de los participantes y asumieron que ese era su horario típico para el resto del estudio”, explica el Dr. Zhong. Los participantes fueron seguidos durante un promedio de ocho años.

Durante ese tiempo, los participantes que seguían un patrón de comer todos sus alimentos en menos de ocho horas al día tenían un 91 por ciento más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular que aquellos que comían durante un período de 12 a 16 horas, informaron los investigadores.

Pero solo había 414 personas en el grupo de alimentación de ocho horas, destaca el Dr. Zhong. Y tendían a ser más jóvenes y menos educados; tenían menores ingresos y menor acceso a los alimentos; y contaban con más probabilidades de fumar que los demás participantes.

“Los investigadores tuvieron en cuenta estos factores en su análisis”, afirma el Dr. Zhong. Pero el estudio no demostró que este estilo de alimentación causara muertes por enfermedades cardiovasculares, solo que ambas estaban relacionadas.

“Dado que el estudio no ha sido publicado ni revisado por pares, es un desafío evaluarlo por completo”, enfatiza Varady.

Una “limitación importante” que señala es que utilizaron solo dos cuestionarios dietéticos para representar con precisión el patrón alimentario típico de las personas y el estudio no pareció evaluar qué tipos de alimentos comían las personas.

El Dr. Dariush Mozaffarian, cardiólogo y profesor de medicina en la Universidad de Tufts, califica el estudio de “muy problemático”. “El grupo de alimentación de ocho horas pudo haber incluido a muchas personas que estaban muy ocupadas o que enfrentaron otros desafíos que los obligaron a saltarse comidas o comer de manera errática”, agrega.

“El grupo también podría haber incluido a personas que ya tenían mala salud (aquellas con trastornos alimentarios o enfermedades que reducían su apetito, por ejemplo, lo que podría haber provocado que comieran durante un período más corto)”, añade Satchidananda Panda, profesor del Instituto Salk. de Estudios Biológicos en San Diego.

Y si el ayuno intermitente es realmente perjudicial, no está claro por qué podría serlo. El Dr. Zhong resalta que su estudio no fue diseñado para responder esa pregunta.

“Se necesita más investigación para evaluar los efectos del ayuno intermitente en la salud a largo plazo”, dice el Dr. Zhong.

El ayuno intermitente no es una buena opción para todos, considera la Dra. Pam Taub, cardióloga de la Universidad de California en San Diego. Pero muchos de sus pacientes han disfrutado de sus beneficios, como la reducción de los niveles de colesterol.

Ahora, sus pacientes están “confundidos y asustados” por los titulares que leen, revela la doctora. Pero no recomendará que cambien nada basándose en este estudio y añade que las personas siempre deben hablar con su médico antes de cambiar su dieta o estilo de vida.

Por Alice Callahan

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