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OPINIÓN: El calzoncillo de un libertario y el corpiño de una kirchnerista

Kirchneristas y libertarios empiezan a parecerse a la hora de expresarse y a la hora de consumir.

A medida que pasa el tiempo los gobiernos van definiendo un perfil, dejando su impronta y arrastrando un karma por el cual, al final, sucumben. Es como si cada presidente tuviese un mambo particular que va imprimiéndose en la gestión y después les queda para siempre.

Por ejemplo, el kirchnerismo tenía debilidad por la obra pública. Les encantaba. Obviamente también tenían otros hobbies como la importación de gas licuado, los subsidios al transporte y demás. Los tipos diversificaban, eran vivos. En realidad, tan vivos no eran porque terminaron todos presos. Pero el core del proyecto nacional y popular siempre se vinculó con el hormigón y el asfalto. Como si hubieran decidido chorear con actividades que requieren mucha mano de obra (infraestructura, vivienda, rutas, etc.) de modo que todo fuera más acorde al relato: “representamos a los trabajadores por eso vamos a robar donde se necesiten más trabajadores”.

En cambio, los de La Libertad Avanza se inclinan más por el tema de la salud. Son gustos.

Aclaración: el kirchnerismo también se dedicó a la salud, desde el fentanilo, García Furfaro y HLB Pharma hasta la Sputnik y la AstraZeneca, no se privaron de nada.

Sin embargo, a los libertarios el tema salud pública les tira especialmente. Todavía es muy incipiente, pero está visto que los primeros quilombos del gobierno vienen por ahí: Garrahan, discapacitados, médicos residentes, laboratorios. Va siendo la especialidad de la casa.

Eso no quiere decir que no deseen experimentar otras vivencias como los esquemas Ponzi o las cripto, pero pareciera que el alma del proyecto libertario está en la salud. Se ve que ahí tienen un fetiche. No sería raro enterarnos que lo más buscado por los libertarios en los sitios porno es la categoría “enfermeras dominantes”.

Antes de seguir, detengámonos en un detalle: Alberto Fernández ha vuelto a desplegar su talento. Un crack. En el mismo momento en que el misil de Spagnuolo y las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) impactaba de lleno sobre Milei y Karina, ese maravilloso Topo que la política argentina nos ha regalado, reapareció para burlarse del presidente Milei y tratar de llevarse la marca para que se hable menos del tema.

En un gesto que demuestra su sacrificio, el “expresidente” Fernández sacó un posteo, aludiendo al episodio de corrupción en el ANDIS, con imágenes de Milei y una canción de Eladia Blázquez que dice “el que mete los deditos en el tarro…”. Justo él que está demandado por dejarle los deditos marcados a la jermu y presidió un gobierno lleno de gente que metió los deditos en el tarro. Cristina lo debe querer matar porque era para dejar que Milei se enrede solo.

Por momentos, Alberto es el angel de la guarda de Milei. Si las Fuerzas del Cielo existen, no hay dudas de que viven en Puerto Madero. De prestado.

Volvamos al punto de las preferencias kirchneristas y libertarias a la hora de comprarse problemas. Esta primera relación entre la etapa K y la etapa LLA nos acerca a otro asunto más de fondo. Veamos.

Durante años, fueron muchos los que criticaban al kirchnerismo y ponían el acento en aquella contradicción que bien podríamos haber llamado “de Fidel al Rolex”.

Cuando al entonces senador Aníbal Fernández le robaron el auto un sábado a la noche en Gerli, en abril de 2014, todos nos enteramos de que el tipo tenía un BMW.

Cuando lo rajaron a Ginés González García en febrero de 2021 todos vimos como salía del ministerio y se iba a su casa de Puerto Madero en una camioneta AUDI. Nunca un LADA. Mucho menos un DACIA.

Quizás uno de los momentos más emblemáticos de este fenómeno fue el 15 de agosto de 2014 cuando Cristina dijo “a mi izquierda solo la pared”. Una frase hermosa porque inmediatamente todos pensamos en el Rolex de oro que lleva en su muñeca izquierda. La frase bien podría haberse reformulado como “a la izquierda de mi Rolex de oro, solo la pared”.

Muñoz, el secretario, amigo y hombre de confianza de Néstor compró propiedades por millones de dólares. Ninguna en Caracas y mucho menos en La Habana o Teherán. Todo en Miami y Nueva York. Mercadería de primera.

También nos hemos cansado de ver a altos dirigentes de La Cámpora cantando “¡Patria sí colonia no!” o saltando para la liberación en el Patio de las Palmeras y después haciendo cola en el Apple Store de Manhattan.

Finalmente, no es cuestión de andar revisando pero más de una kirchnerista usa corpiños de Victoria Secret.

Curiosamente, algo parecido sucede con los libertarios pero desde otra ideología. Aunque no lo veamos, podríamos apostar a que ninguno de ellos lleva puesta una media, una camisa o una campera diseñada y producida por un país de extrema derecha.

Mucho menos el auto que tal vez tengan. Cualquiera sea la marca (Mercedes, BMW y Audi o Volkswagen, Fiat y Peugeot) son todos autos diseñados y fabricados por la socialdemocracia europea. Eso que ellos llaman el socialismo, el comunismo o “los zurdos de mierda”.

Podría suceder que nuestros amigos libertarios tenga un Ford o un Chevrolet. Apuesto a que si no tienen un iPhone usan Android. Nada de esto fue desarrollado por los supremacistas blancos o por los miembros de la extrema derecha norteamericana. Todos los bienes de USA que disfrutan son el resultado de los procesos políticos conducidos por la centro derecha norteamericana (Partido Republicano) y la centro izquierda (Partido Demócrata).

Así como no se conoce ningún país en el mundo que haya podido prosperar bajo un régimen comunista o de extrema izquierda, tampoco hay un solo país que lo haya logrado bajo gobiernos de extrema derecha.

En España, Milei y su troupe reivindican a VOX y a Abascal y ambos, VOX y Abascal, reivindican a Franco. Paréntesis: ahora que Mastantuono juega en el Real Madrid, los hinchas de la ultraderecha española podrán gritar libremente ¡Viva Franco!

Retomemos el hilo, cuando Milei reivindica a VOX/Abascal/Franco difícilmente sepa cómo era la España franquista. Vale la pena recordar que en los años 70 llegar al aeropuerto de Madrid era mucho menos que llegar, por ejemplo, al aeropuerto de México. Para entonces, al lado de Madrid, Buenos Aires era Nueva York. Solía decirse en aquellos años que llegar a España procedente de cualquier capital europea era como haber salido de Europa.

La deslumbrante prosperidad española fue lograda mucho después por la alternancia democrática entre el Partido Socialista Español (centro izquierda) y el Partido Popular (centro derecha). Todos zurdos de mierda o tibios, dirían los libertarios.

Sin embargo, los divulgadores locales de la nueva extrema derecha (Márquez, Laje, Kaiser, etc) acusan a las democracias de la Unión Europea de ser comunistas o socialistas. Deberían mirar la etiqueta de sus calzoncillos antes de abrir la boca. Nada de lo que usan nuestros amigos libertarios fue pensado y desarrollado por la Hungría de Orbán, el Paraguay de Stroessner, la España de Franco o El Salvador de Bukele. Ni siquiera la picana.

Kirchneristas y libertarios empiezan a parecerse en su ignorancia a la hora de expresarse y en su hipocresía a la hora de consumir.

No vaya a ser cosa que encima ahora descubramos que también se parecen en el choreo.

Como diría Pepe Biondi: ¡Que suerte para la desgracia!

Paras Clarín, Alejandro Borensztein

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