Amazon y Google le dicen adiós a Alexa y ‘Ok Google’ para sustituirlos por una IA

La competencia por el dominio en el hogar inteligente ha dado un giro inesperado. Amazon y Google presentaron de manera simultánea sus nuevos dispositivos, una coincidencia poco frecuente que refleja la urgencia de ambos por renovar su propuesta tecnológica. Más allá del lanzamiento de altavoces y pantallas, el verdadero anuncio fue la despedida definitiva de Alexa y Google Assistant en sus versiones clásicas.

La nueva etapa de los asistentes digitales no se centra en responder preguntas sencillas o en encender una luz con un comando básico. Ahora, tanto Amazon como Google apuestan por modelos de lenguaje avanzados que prometen conversaciones naturales y un mayor entendimiento del contexto en el día a día de los usuarios. Se trata de un cambio de paradigma que marca el fin de una era en la tecnología del hogar conectado.

Este movimiento también revela un nuevo modelo de negocio. Las funciones de inteligencia artificial avanzada dejan de ser un simple complemento y pasan a estar ligadas a suscripciones de pago, una estrategia que plantea interrogantes sobre la disposición de los usuarios a asumir costos adicionales por servicios que antes parecían incluidos.

La nueva generación de asistentes

Amazon presentó el Echo Dot Max, el Echo Studio y las nuevas versiones del Echo Show, mientras que Google mostró la Nest Cam, Nest Doorbell, un altavoz mejorado y la renovada aplicación de Google Home. Todos estos dispositivos servirán como puerta de entrada a los asistentes conversacionales Alexa+ y Gemini for Home.

A diferencia de sus predecesores, estos sistemas no se limitan a ejecutar órdenes concretas. Ahora pueden interpretar la intención del usuario, crear automatizaciones personalizadas y responder de manera contextual. Un ejemplo: ya no solo detectarán movimiento frente a una cámara, sino que serán capaces de avisar que alguien dejó un paquete en la puerta.

IA como servicio de suscripción

El cambio no es únicamente tecnológico, sino también económico. Los nuevos asistentes estarán disponibles bajo planes mensuales de entre 10 y 20 dólares, lo que transforma el modelo de negocio de Amazon y Google. El hardware deja de ser el centro de ingresos y se convierte en un acceso al servicio de inteligencia artificial.

Este esquema responde a los altos costos de funcionamiento de los modelos de lenguaje, cuya ejecución en tiempo real requiere una infraestructura costosa. La suscripción aparece como la vía más directa para sostener su desarrollo, aunque genera dudas sobre si los consumidores estarán dispuestos a pagar recurrentemente por funciones que hasta ahora parecían básicas.

El final de una etapa

Durante años, Alexa y Google Assistant mantuvieron un papel limitado: reproducir música, configurar alarmas o dar información sobre el clima. Con el auge de la inteligencia artificial conversacional a partir de 2022, esa fórmula se quedó obsoleta. El público se acostumbró a una interacción más rica y contextual gracias a plataformas como ChatGPT, y los asistentes de voz tradicionales comenzaron a percibirse como insuficientes.

Este cambio de rumbo busca redefinir la utilidad de los altavoces y pantallas inteligentes, y convencer a los usuarios de que pueden ser mucho más que un dispositivo secundario en la sala o la cocina. Sin embargo, el reto no será solo técnico: también implica modificar la percepción del valor de estos productos.

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