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OPINIÓN: ¿Y ahora qué acelga, campeón?

Javier Milei, Luis Caputo y Federico Sturzenegger, un trío que se complica solo.

Antes que nada una reflexión que, aunque repetida, siempre es válida: cada vez que a Milei se le complican las cosas reaparece Cristina y te recuerda por qué la mayoría del pueblo lo hizo presidente. Es mágico.

A veces también lo logra Kicillof, eventualmente Massa y siempre Alberto, pero cuando lo hace Ella es imbatible. Te mete un tuit de los que solo Cristina sabe hacer e inmediatamente todos recuperamos la memoria. Presa y todo, sigue siendo la más grande. Lejos.

Ni hablar cuando habla de economía. No hay nadie que explique mejor el presente que la jefa del pasado.

Sin embargo, nunca hay que desatender a Javi porque el tipo es un especialista en complicarse solito.

A falta de uno que sepa de política, alguien del gobierno debería acercarle al menos una metáfora futbolera. Por ejemplo, la suerte del campeón no dura toda la vida. Veamos.

Nos hemos cansado de escuchar a Javi tratar de mandriles a todos los economistas que hablaban de atraso cambiario. El 10 de febrero el presidente redobló la apuesta, en una nota que le concedió a Antonio Laje, diciendo que el dólar, que en ese momento estaba a 1075 pesos, podría estar perfectamente en 600.

Dos meses despúes, el 16 de abril con el dólar a 1160 pesitos y el préstamo del FMI en el bolsillo, Milei dijo que iba a comprar reservas cuando el dólar bajara a 1.000.

Se ve que a esta gente le gusta complicarse la vida porque el 2 de julio, y ya con el dólar a 1.230, el ministro de economía Luis Caputo pasó a la historia diciendo: “compra campeón, no te la pierdas”. La frase quedó guardada para siempre en la misma góndola en la que todavía está aquella memorable del exministro Lorenzo Sigaut (1981): “el que apuesta al dólar, pierde”.

Cabe decir que ahí mismo, pero en un estante más abajo, está la colección de frases que utilizaba Cristina para desalentar la compra de dólares y recomendar el ahorro en pesos. De hecho, el 6 de junio de 2012 le ordenó a sus ministros por cadena nacional que vendieran sus dólares. “Vos Aníbal, primero y con bonete” le dijo a uno de los ídolos del zafarrancho K y, de ahí en más, se supone que todos obedecieron. Todos menos José López que era flor de vivo. Una pena, lo bien que le hubiera ido a ese muchacho de no haberse pasado de merca aquella fatídica noche del convento.

Volviendo al presente, el pasado 23 de julio hizo su aporte a la tranquilidad nacional el ministro Sturzenegger, alias el coloso, cuando dijo que “el riesgo país en realidad es el riesgo kuka”.

Finalmente, este jueves el dólar tocó los 1.380 mangos y Milei decidió llevar calma explicando que simplemente fue un complot instrumentado entre la Vicepresidenta Villarruel, el kirchnerismo y tres de los bancos más grandes del país. Una pavada. Aparentemente todos operando contra el gobierno bajo las órdenes de alguien cuyo nombre no reveló pero que seguramente es uno de los mandriles que habitan en su cabeza.

Por suerte el viernes todo volvió a la normalidad: bajó de 1.380 a 1375. Hasta acá, los hechos irrefutables y fehacientes que ocurrieron tal cual se describen cronológicamente.

Ahora veamos cómo toda esta data le llega a la gente utilizando nuestro ejemplo de siempre: la rotisería de Quique y su cuñado Tito.

Como ya se ha contado tantas veces, ambos son socios desde jóvenes. Quique heredó la rotisería de su viejo y Tito se casó con la hermana de Quique. Se conocieron en los 70 militando en la juventud guevarista, en los 80 apoyaron a Alfonsín, en los 90 eran antimenemistas pero aprovecharon la onda para juntar dólares y en los 2000 sacaron la guita del banco a tiempo y así zafaron del corralito y la pesificación. Desde la llegada de Kirchner la vienen surfeando como pueden.

Salvo en momentos muy particulares, siempre hicieron lo mismo: vender lechón, vittel toné, lengua a la vinagreta, comprar dólares y encanutarlos. Simple.

Al principio los guardaban en una cajita escondida debajo de la heladera exhibidora de ensalada rusa, mayonesas de pescado y salpicón de pollo. Después alquilaron una caja de seguridad en un banco y con los años se sofisticaron y abrieron una cuenta en Colonia. Durante años la tuvieron en negro hasta que aprovecharon el blanqueo de Macri y ahora son dos boludos más que pagan impuestos, como hacemos todos los boludos.

De haberle hecho caso a cualquiera de los gobiernos argentinos, desde los 70 hasta que votaron a Javi (porque los dos votaron a Javi), hoy no tendrían un sope.

Quique está seguro de que Milei termina mal, Tito le tiene algo de fe. “No la ves” le dice cada vez que llega el fin de semana, hacen la caja y discuten qué hacer con la guita.

El año pasado Tito lo convenció a Quique de quedarse en pesos cuando el dólar se fue a 1.400 mangos. “Aguantemos”, le dijo Tito y fueron poniendo los pesos a plazo fijo durante todo el año. Confiaban en que el crawling peg del 2% funcionaría como una tablita que garantizaría el valor del dólar. De hecho, así había juntado sus primeros dólares el papa de Tito en la época de Martínez de Hoz.

“Creeme Quique, estos son capaces de cualquier cosa con tal de mantener el dólar quieto … hay que aprovechar y quedarse en pesos”. Tanto rompió Tito las pelotas que se quedaron en pesos. Acertaron. Con el dólar bajando y la tasa subiendo, a fin de año se habían ganado una bocha en dólares.

Cuando llegó diciembre, Quique sintió la misma desconfianza que siente desde Celestino Rodrigo, “basta Tito, no seamos golosos… salgamos ahora, compremos los dólares y durmamos tranquilos”. Así fue que el 5 de diciembre juntaron el capital en pesos más los intereses y compraron a 1.050 pesos el doble de dólares que hubiesen comprado 6 meses antes a 1.400. Golazo.

El quilombo se armó cuando Caputo desafió al mundo y dijo “comprá campeón, no te la pierdas”… Tito, que todavía cree en Milei, quería quedarse en pesos. Quique no cree en nadie. “No abusemos de la suerte Tito, todo al verde y a otra cosa mariposa”. Esta vez ganó Quique. Compraron a 1.230 y un mes después clavó 1.380 pesos.

“Zafamos otra vez”, le dijo Quique y arrancó la motoneta.“Haceme caso Tito, cuando Sturzenegger dice que el riesgo país es el riego kuka, ya te está reconociendo que no hay confianza porque siempre puede venir un gobierno que de vuelta todo y empiece la joda otra vez. Pasó siempre y no hay ningun indicio de que no vuelva a pasar. ¿O acaso el gobierno está dialogando y acordando con las fuerzas políticas para que la alternancia democrática no cambie las reglas de país? Noooo, al revés… los están puteando a todos. Insultan a los peronistas, a los radicales, al PRO. Creen que van a gobernar para siempre. Y las cosas nunca son así. En Uruguay cambia el gobierno y no pasa nada. Acá cambia el gobierno y cambia todo”

“Lo se yo, lo sabés vos Tito, lo saben los empresarios, lo sabe Wall Street, lo saben todos. Hasta Caputo lo sabe, ¿viste su última declaración jurada? Tiene toda la mosca afuera. Como nosotros. Ni él mismo cree en él.”

“También Sturzenegger. Será un coloso pero no es ningún boludo. Tiene toda la biyuya en dólares y arafue.”

“No jodamos Tito. Hagamos lo que hicimos siempre que es lo que mejor sabemos hacer: buena ensalada rusa, buenas empanadas, buen vittel toné y comprar buenos dólares.

Obviamente, siempre cara grande”.

Para Clarín, Alejandro Borensztein

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