Javier Milei dijo que en caso de que el Congreso le rechace el DNU llamará a un plebiscito

En la víspera de la marcha de la CGT, Javier Milei defendió la situación de urgencia que lo llevó a presentar el súper DNU en la situación económica, acusó con dureza a miembros del Congreso y a las marchas como método de protesta. Y hasta advirtió que si rechazan su decreto podría llamar a un plebiscito, una medida que, en el caso de que lo pidiera, no podría ser vinculante.

Milei resumió su súper DNU en «tres elementos fundamentales en términos estilizados». «Tiene una parte de dar más libertad a los individuos. Hay otra parte que tiene que ver con desregular e ir a estructuras más competitivas; y otra que tiene que ver con eliminar los tongos de la política«, resumió.

Y fue muy duro con diputados y senadores que objetan el decreto por las formas institucionales que implica. «Al margen de que parte de esa lentitud que ponen los legisladores es porque buscan coimas. Algunos, digo. Esos que les gusta la discusión, discutir la coma, es porque están buscando coimas. Esto apunta contra los corruptos. Una de esas cosas es entrar en esa dinámica. Hay mucho vivillo y delincuente dando vueltas». El Presidente llegó a insinuar que en el Congreso hay quienes «venden sus votos».

Milei también cuestionó a las marchas como método de protesta, en la previa de la manifestación que prepara la central obrera para este miércoles en Tribunales. «¿No pueden aceptar que perdieron? ¿Quieren más de lo mismo?», azuzó el Presidente.

Se trata de la segunda entrevista que brinda el jefe del Ejecutivo en los últimos cuatro días. El sábado apareció en el programa de Mirtha Legrand, en el que redobló su llamado a privatizar las empresas estatales, reiteró su defensa del DNU que publicó el jueves pasado y cuestionó a las protestas contras las medidas de desregulación.

«El decreto quiere terminar con los kioscos de los corruptos de la casta», dijo Milei en esa emisión, que fue grabada un día antes de su salida al aire. Sobre las empresas estatales, subrayó que «todas son deficitarias» y afirmó que «el Estado no tiene por qué participar de la economía».

A la hora de hablar de los cacerolazos, abonó a la teoría de las manifestaciones premeditadas.

«¿Me quiere decir cómo hicieron para leer tan rápido el DNU? Si hay gente con síndrome de Estocolmo, no es algo normal. Uno no hace política por el caso anormal. Se hubieran quejado de cualquier cosa. Usan a la gente como escudo de sus privilegios. Obvio que usan a los trabajadores», sostuvo el Presidente.

Más frontal contra la Confederación General del Trabajo fue su compañera de mesa, Patricia Bullrich. «En cuatro años no hicieron nada. ¿A quién representa la CGT? Se representan a ellos mismos», disparó la ministra de Seguridad.

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