Murió a los 55 años Tamy, el elefante que un circo abandonó en Mendoza

El animal estaba recibiendo asistencia veterinaria permanente por sus dolores articulares, y contaba con un recinto especial para entrenarlo y poder llevarlo al Santuario en Brasil. Su caso presentaba mayor dificultad por la edad, los problemas que acarreaba desde su vida en el circo y sus condiciones físicas.

Tamy, el elefante asiático de 55 años que llegó a Mendoza luego de que un circo lo dejara por no poder pasarlo a Chile, falleció en las últimas horas. En los últimos años, se había trabajado para mejorar su bienestar y preparar su traslado a un santuario en Brasil. En las próximas horas se le realizará la necropsia y se conocerán en detalles cuál fue el motivo de su fallecimiento.

El animal llegó al exZoológico de Mendoza en 1984, luego de haber sido dejado por el Circo Hermanas Gasca, que al no contar con permisos para atravesar la ruta con el animal, decidieron “donarlo” y seguir viaje.

Desde hace una década, la Dirección de Biodiversidad y Ecoparque del Gobierno de Mendoza, junto a la Fundación Franz Weber y el Santuario de Elefantes de Brasil, trabajaban de manera sostenida en un plan de reconversión que incluyó el reacondicionamiento de su espacio, un protocolo de atención veterinaria constante y un sistema de entrenamiento positivo.

El objetivo era ver la posibilidad de preparar su eventual traslado al santuario ubicado en Chapada dos Guimarães, en el estado de Mato Grosso.

Tamy también había sido evaluado por profesionales del Global Sanctuary for Elephants de Brasil, que recomendó ajustar su medicación, enriquecer su dieta y adaptar su recinto para acompañar los efectos del envejecimiento y los daños ocasionados por décadas de cautiverio.

El recinto que ocupaba Tamy —el mismo que anteriormente habían habitado Pocha y Guillermina, trasladadas con éxito al santuario en 2022— había sido especialmente acondicionado para sus necesidades. Contaba con puertas de entrenamiento, zonas de sombra, mayor confort y contacto controlado con el equipo humano, que monitoreaba diariamente su evolución.

Un arduo trabajo

Un equipo multidisciplinario trabajaba con Tamy para su liberación, tal como se hizo con las dos elefantas Pocha y Guillermina y con la tigresa de Bengala Lucy, trasladada a un santuario en Minnesota, Estados Unidos.

El animal, además de tener monitoreo y medicación constante, había sido atendido por Ingo Schmidinger, experto especializado en elefantes, quien durante más de 25 años trabajó con problemáticas asociadas a paquidermos cautivos en zoológicos y otras instituciones similares.

Schmidinger se ocupó de optimizar la rutina diaria de Tamy, aplicando técnicas de refuerzo positivo y condicionamiento operante. A su vez, enriqueció la formación del equipo local de cuidadores y veterinarios, aportando herramientas para una interacción segura y respetuosa con el animal.

Johana Rincón Alba, médica veterinaria y zootecnista de la Fundación Franz Weber, se había sumado al equipo técnico con visitas periódicas enfocadas en el acondicionamiento positivo que permitiera el traslado a Brasil.

Aunque su traslado estaba previsto para un futuro y todos los requerimientos administrativos y sanitarios se encontraban en regla, su delicado estado de salud había obligado a postergar la derivación. Finalmente Tamy murió rodeado del equipo que trabajó por durante años por darle una segunda oportunidad.

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